domingo, 17 de mayo de 2015

Estación retrasmisora instalada en Polvaredas, (año 1976) Mendoza


Vista exterior (pisina) del Hotel de Cacheuta. (año 1966) Mendoza


Mercado del distrito de Palmira, departamento de San Martín. (año 1929) Mendoza


Santuario de María Auxiliadora, distrito de Rodeo del Medio, departamento de Guaymallén. (año 1929) Mendoza


Cosas Grandes del Pasado. Una Cámara Fotográfica Enorme....


El misterioso crimen de Augusto Gil. Fue asesinado, a los 62 años. Mendoza

La sociedad mendocina de fines del XIX quedó impactada ante el homicidio de este reconocido personaje de la política local.


Cuando fue asesinado, el doctor Augusto Gil, abogado e ingeniero, tenía 62 años.  
El hombre había nacido en Mendoza, en el seno de una familia tradicional y de encumbrada posición económica. Desde muy joven se dedicó a la política, en la que participó activamente. Fue ministro general en la administración del gobernador Carlos González, legislador local y diputado nacional por Mendoza. También  fue periodista y escribió en el periódico llamado “El Pueblo”. 
Poseía, además, una gran fortuna en propiedades, ubicadas en  varios departamentos de la provincia.
Sin embargo, en sus últimos días, lejos de la pomposidad, el lujo y las relaciones sociales, Augusto Gil se encontraba en total soledad y subsistía precariamente.                              
La noticia del crimen
A las 7 de la mañana del miércoles 16 de noviembre, Manuel Álvarez, uno de los administradores de la finca que poseía el doctor Gil en Santa Rosa, llegó a la casa ubicada en calle San Martín 404 de la Ciudad y golpeó la puerta por varios minutos. Nadie salió. Al momento, comenzó a sospechar que algo grave había ocurrido, ya que su patrón no solía salir de su hogar. 
Álvarez llamó a una vecina para pasar por el fondo, lo que hizo  acompañado de otra persona del lugar. Al ingresar en la propiedad, se dieron cuenta de que las habitaciones de la casa de Gil estaban cerradas con llave. 
Ante esta situación, Álvarez se subió al techo y comenzó a llamar a don Augusto. Unos instantes más tarde se asomó por la ventana de la habitación y se encontró con una escena espantosa: Gil se encontraba en su cama, muerto, y totalmente ensangrentado. 
Inmediatamente, Manuel se dirigió a las autoridades de la Seccional N° 1 de la Policía para denunciar el asesinato de su patrón.
Al llegar los uniformados, dieron aviso al juez de turno y todo el vecindario se conmocionó por el hecho violento.
Cuando el cuerpo habla
Al día siguiente, la policía realizó las pericias en la casa de la víctima. El cuerpo de Gil -que estaba en avanzado estado de descomposición- fue trasladado a la morgue del hospital San Antonio para realizarle la autopsia correspondiente. Fue el doctor Villar, junto a otros facultativos, quien concluyó que el fallecimiento había sido producto de un golpe con un martillo que lo mató instantáneamente.
Después de esto, su cuerpo fue velado por sus parientes y sepultado en el cementerio de la Capital.Mientras tanto, la policía buscaba pistas relacionadas al crimen. Interrogó a varios vecinos; uno de ellos comentó que el domingo 13 -la noche en que mataron a Gil- a eso de las 23.30 horas, había sentido algunos ruidos extraños, aunque no le dio importancia. Lo mismo pasó con los trabajadores de la panadería “La Española”, quienes escucharon pasos. 
Personalmente, el jefe de la policía llevó a cabo un operativo para dar con los asesinos de Gil.
Con el correr de los días, se capturó a varios sospechosos de aquel crimen. Pero todos fueron liberados al no encontrarse ninguna prueba en  su contra.
Sorpresa Policial
El doctor Augusto Gil -según varios testigos- tenía la costumbre de colocar bajo su almohada la llave de su caja fuerte que era un pequeño y antiguo mueble donde guardaba los valores y alhajas. 
Se sabía que, días antes, el desgraciado personaje había cobrado una  gran  suma de dinero por una venta de ganado. 
Por orden del juez, la caja fue abierta y las autoridades policiales se llevaron una gran sorpresa: dentro de ella se encontraron papeles, apuntes, libros de cuentas, monedas argentina y extranjeras y hasta unas espuelas de oro. 
Eso indicaba que la mayoría de los objetos de valor estaban en su lugar, pero no se supo nunca la cantidad de billetes que se habían sustraído de los animales negociados. 
Tanto la policía como el juez coincidieron en que los asesinos tenían claro en donde estaba el dinero y que su principal objetivo era eliminar a Augusto Gil para luego robarle.
La impunidad de ayer y de hoy
Pasaron más de dos años de aquel crimen y las autoridades no tenían respuestas. 
El panorama cambió cuando una mujer de apellido Godoy denunció a Antonio Videla. Dijo que había sido el principal criminal de aquel homicidio. 
Esta denuncia hizo que se desempolvara el expediente (que estaba archivado en el juzgado) para continuar con la causa. 
Inmediatamente una comisión policial se trasladó a San Juan; había indicios de que allí se encontraban Videla y sus cómplices.
Aún con el testimonio de Godoy,  nada se les pudo comprobar y los presuntos autores del hecho quedaron en libertad.
La causa proscribió y hasta el día de hoy nunca se supo quien o quienes fueron los asesinos del doctor Augusto Gil.

Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/el-misterioso-crimen-de-augusto-gil


Forma de Morir en la Edad Media. Parto

La muerte de la madre durante el parto era muy común en la Edad Media, ya que no solo se carecía de las medidas mínimas de higiene, sino que tampoco habían cuidados prenatales. Una de las causas más comunes era la llamada fiebre puerperal, una infección de los órganos reproductivos que casi siempre culminaba en la muerte. Eso si, era un fallecimiento democrático, no importaba la clase social ni cuantas riquezas se habían acumulado, todas podían fallecer en el parto.

Desde 1879, y durante 15 años, en la Policía Federal fue obligatorio el bigote.


Daniel Balmaceda

sábado, 16 de mayo de 2015

Enganchado en Swing

Deportes en el Recuerdo. Conjunto de hóckey femenino sobre cèsped del Andino Tenis Club, campeón mendocino por tercer año consecutivo. (año 1990) Mendoza


Jugadoras: S.Salinas, M. Sabas, P. Calafell, S. Plàcido, C. Stella, S. Chicchiti, A. Muñoz,     M. Luna, I.Saravia,  C. Trujillo, Forti, C. Maggi.

Río Blanco y Río Juncal, Estación Río Blanco, Ferrocarril Trasandino. Chile (año 1922)


Mundo Social de Mendoza. Señorita Nydia Reynal Romano, eximia profesora de declamación, departamento de San Rafael (año 1932)


Capilla de las Hermanas Domínicas, distrito de San José, departamento de Guaymallén. (año 1943) Mendoza


Taller de mecánica automotriz de Ramón Castro. ubicado en calle 9 de julio al 1784. (año 1953) Ciudad Capital de Mendoza

Mecánica, chaperìa, pintura, vulcanizaciòn y recauchuta je.
Fue fundado en el año 1946.
El lema del negocio era. "Obras son amores y no palabras"
El señor Ramón Castro, de pantalón blanco, rodeado de colaboradores y clientes.

Señor Yacumín,anotando trabajos, sección recauchutaje.


Hermosa Imagen,construcción Capilla de la Virgen de El Challao (década de 1960) Mendoza


Sesión de práctica de moto ciclismo femenino en el Autódromo 17 de Octubre, año 1954.

Incidentes en el fútbol (1916)


Para los festejos por el Centenario de la Independencia argentina, en 1916 se jugó un Torneo Sudamericano donde participaron Chile, Uruguay, Brasil y la Argentina (país anfitrión). A la final llegaron la Argentina y Uruguay. Pero lo que ocurrió en la tarde del domingo 16 de julio de 1916 llenó más espacios en los periódicos de lo que hubiera ocupado la crónica del partido.
El clásico del Río de la Plata se jugaría en el estadio de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) de Palermo, considerado el mejor de Sudamérica. Es el que vemos en la foto, cuando compitieron chilenos y uruguayos.
El partido comenzaba a las 14:30, pero una gran cantidad de espectadores comenzó a acercarse a Palermo antes del mediodía. La compra de entradas se efectuaba en las boleterías del club y según la crónica periodística, “la gente se apretujó en torno de ellas a partir de las 12:30 en una lucha a codazo limpio para llegar hasta las ventanillas”. Las colas eran inmensas y la concurrencia superaba la capacidad de las tribunas que era de 20.000 espectadores. El público era controlado por once efectivos policiales designados.
“A la 1:10 hubo varios millares que optaron por renunciar a la lucha frente a las boleterías y arremetieron, en cambio, contra los guardianes de las puertas de acceso”, escribió un cronista.Se llevaron puesto a un policía y su caballo, los dos primeros heridos de la jornada. “Una multitud se desparramó por la tribuna oficial, trepando en tropel a las gradas y ocupando los sitios disponibles en los palcos, que a esa hora estaban en su casi totalidad ocupados por familias. Estas pasaron, por cierto, un instante poco agradable”.
Como la cantidad de publico superaba por mucho la capacidad de las tribunas, la propia cancha quedó colmada de gente. Cuando salieron los equipos a disputar el partido y vieron lo que ocurría, regresaron a los vestuarios. Ya se habían cambiado cuando se resolvió que se jugaría el partido, pero no sería el definitorio del torneo, sino un amistoso. Volvieron a cambiarse, salieron a la cancha y ayudaron a la policía en la tarea de sacar a la gente. Los intrusos se ubicaron en un costado, a medio metro de las líneas laterales.
Carlos Fanta, el árbitro chileno, dio comienzo al partido a las 3:30. Antes de los dos minutos se realizó el primer lateral. Con la gente encima, el jugador uruguayo intentó hacer el saque, pero otra vez el campo de juego se vio desbordado y los futbolistas, resignados, se retiraron al vestuario.
Era imposible intentar llevar adelante el partido. Y se desató la furia. Un testigo de los hechos escribió: “Algunos de los manifestantes más audaces se dirigieron a los dos arcos y los arrancaron”. La redes también fueron quitadas. Uno de los arcos fue llevado, como trofeo, delante del palco oficial en donde los directivos de los equipos sudamericanos y el resto de los invitados se mantenían petrificados por el miedo. Incendiaron una de las redes. También, la tribuna popular de madera que daba al río y se prendió fuego.
Los bomberos recién lograron apagar los incendios a las diez de la noche. De las tres tribunas populares no quedó nada. El palco oficial se salvó. Hubo cuatro detenidos. El lunes 17 se jugó el partido final en la cancha de Racing de Avellaneda. Empataron sin goles y Uruguay retuvo el título. Esa vez se vendieron una cantidad específica de entradas y no bien pareció que las tribunas ya estaban bastante llenas, se suspendió la venta.
Cabe preguntarse qué clase de milagro obró para que hubiera apenas contusos en medio de un incendio que tenía 30.000 potenciales víctimas. Sin dudas, la Mano de Dios –mucho menos espectacular, pero a la vez, mucho más admirable– existió setenta años antes del gol a los ingleses.
Fuente: http://blogs.lanacion.com.ar/historia-argentina/deportes/incidentes-en-el-futbol-1916/

Entrada al antiguo Túnel Internacional, Tren Trasandino. Argentina - Chile (año 1929)



Reclusos bañándose en la playa de la Isla Martín García, diciembre de 1930.


Los porteños de la alta sociedad de 1770-1820 usaban medias largas de seda que ajustaban mediante ligas.


Daniel Balmaceda

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