jueves, 30 de abril de 2015

Ver. Iluminados por el fuego. CASO REAL DE LAS ISLAS MALVINAS.

Servicio militar obligatorio, reparto de ropa a conscriptos, año 1907.


Archivo General de la Nación

Postal de la Calle Unión, actual Peatonal Sarmiento. Ciudad de Mendoza (año 1917)


La primera tienda Wal-Mart fue inaugurada en 1962 por el [vendedor] Sam Walton. Fue llamada Cinco Walton and Dime


El misterioso viaje de San Martín a Escocia En agosto de 1824, José de San Martín viajó a Banff, al Noroeste de Gran Bretaña.

 Lo esperaba allí un amigo cercano, muy relacionado a la masonería europea: Lord James Duff, conde de Fife. El prócer fue declarado Ciudadano Ilustre.


Muy poco se ha escrito sobre la visita del General San Martín a Gran Bretaña, luego de su auto exilio en Europa, producido en 1824. Menos aún de la “escapada” que el Padre de la Patria realizó a la pequeña ciudad de Banff a 70 kilómetros al Norte de Aberdeen, en Escocia.
Y, nada más ni nada menos, que para estar unos días con su amigo Lord James Duff, conde de Fife, donde recibió el honorífico título de Ciudadano Ilustre.
Este particular viaje, tiene más preguntas que respuestas. Más allá de la fama que tuvo San Martín como Libertador de América, su trayectoria no era muy conocida por la mayoría de los británicos. ¿Qué hizo San Martín en Banff? Eso es lo que hoy trataremos de explicar.
Un deseo frustrado
Luego de regresar de Lima en febrero de 1823, San Martín se instaló en su chacra de los Barriales, con el objeto de dedicarse de lleno a las tareas del campo, alejándose de su actividad militar y política.
Pero, en vez de vivir en paz, fue injustamente molestado tanto por el gobierno como sus detractores, al punto tal de tomar la decisión de auto-exiliarse a Europa.
En mayo, viajó a Buenos Aires para encontrarse con su esposa que estaba agonizando, pero fue obligado a regresar a Mendoza.
Recién en diciembre llegó a la ciudad porteña con la noticia que su cónyuge Remedios de Escalada había fallecido. En febrero de 1824,  partió con su hija Mercedes desde el puerto de Buenos Aires hacia Francia, en la fragata Le Bayonnais.
La llegada de San Martín al país galo, no cayó muy bien entre las autoridades y fue negado su desembarco en tierras francesas. Indignado partió hacia Gran Bretaña y llego al puerto de Southampton y luego llegaron a Londres donde fueron muy bien recibidos por varios amigos, entre ellos el parlamentario James Duff, conde de Fife.
Amigos son los amigos
Duff, nació en 1776, en una familia noble escocesa. Durante la guerra en España, contra la invasión napoleónica, luchó como general en el ejército español y fue herido dos veces. Además participó en la batalla de Talavera.
Fue allí en donde conoció al Padre de la Patria y se hicieron grandes amigos.
Cuando San Martín se encontraba en Londres junto a otros patriotas con  el objetivo de viajar a Sudamérica, fue Duff quien le otorgó los contactos para obtener el pasaporte y viajar en la fragata George Canning.
El conde de Fife, fue elegido en 1814 como Gran Maestre de la masonería en Escocia, cargo que ocupó hasta 1816. Luego, siguió participando en esta sociedad secreta hasta su muerte.
La relación entre ambos amigos nunca fue interrumpida y varias son la cartas que Duff enviara al Santo de la Espada en toda la campaña libertadora. James Duff, falleció en 1857, siete años después que el Libertador.
Hacia las tierras de los Highlanders
En agosto de 1824,  José de San Martín viajó a Banff.  En Londres, compró un boleto de 2 libras y se trasladó en diligencia para recorrer un total de 931 kilómetros hasta el Noreste de Gran Bretaña.
El 9 de agosto, el Libertador partió desde la capital del Reino Unido. El servicio de coches era excelente como también los caminos.
La diligencia de la Royal mail inició puntualmente su marcha, acompañados por otros carruajes hacia su destino.
La travesía duraba unos cuatro días y el Héroe de Chacabuco y Maipú descansó en algunas de las muy buenas posadas que se encontraban muy cerca del camino principal en plena campiña inglesa.
Ya en Escocia, el transporte llegó primero a la ciudad de Aberdeen y luego tomó otro coche para viajar directamente a Banff. Faltaban para llegar a la tierra de su gran amigo 73 kilómetros.
El viernes 13 por la mañana llegó y fue recibido por la servidumbre de James Duff. Inmediatamente se alojó en el primer piso de la Mansión del escocés llamada Duff-House.
El Cuarto Conde Fife estaba enterado de su visita a Banff pero no sabía con exactitud el día. Cuando llegó el General San Martín, su amigo escocés estaba de cacería en Balmoral.
Enterado de la visita de su gran amigo, regresó antes de lo previsto y ambos se encontraron.
Un par de días, estuvieron en la mansión conversando de todo lo que les había sucedido a ambos en esos largos años. También en aquellas reuniones se comentaron algunos secretos que quedaran ocultos por una eternidad.
Además, Duff,  le tenía reservada una verdadera sorpresa a su gran camarada. 
El ciudadano ilustre
Diez días después de su llegada a la residencia de Duff, el General fue invitado a trasladarse unos días a Town House, sede de la alcaldía de Banff, donde autoridades y ciudadanos ilustres participaron de un hecho inusual.
Frente a esos miembros notables, se le otorgó al "Ilustrísimo y Nobilísimo varón D. José de San Martín un diploma por el que se lo designó ciudadano libre de la Ciudad y cofrade de la Hermandad.
Aquel pergamino -que se encuentra hoy en el Archivo Mitre- dice así: "En Banff, a los 19 días del mes de agosto de 1824, en presencia de los honorables varones George Garden Robinson, Armígero Preboste, Lewis Cruikshank, Wlliams Robertson, Tomás y Jack Wright, Armígero Bailes, John Pratt, Armígero Decano del Guiad y James Simpson, Armígero Tesorero del Real Burgo de Banff.
Este día Su Ilustrísimo y Noblísimo Señor Don José de San Martín, fue recibido y admitido como Ciudadano del Municipio y Cofrade de las Hermandades de este Burgo.
Y este diploma acredita la posesión de todos los privilegios que corresponden a un Ciudadano y miembro de las Cofradías de Hermandades, a mérito de la Reverencia y la Estima de dichos magistrados. Expedido por mi, Notario Público Autorizado. firmado Geo R. Forbes".
Luego de la gran ceremonia que le rindió la nobleza de aquella pequeña ciudad, el General y su amigo visitaron a dos Logias masónicas: una llamada St. Andrew N° 52 y Saint John, Operative N° 92 .
Ambos fueron recibidos por con todos los honores. Como ya mencionamos, su gran amigo el conde, fue Gran Maestre de la Gran Logia de Escocia desde 1814-1816 y tres años después de la llegada de San Martín a Banff, fue elegido Gran Maestre de la Logia Provincial de Banff hasta su muerte en 1857.
Ya de regreso a Londres, el 25 de agosto de 1824 el periódico Aberdeen Journal publicó: "El lunes y martes último no menos de 250 carrozas,  han sido vistas pasar por la calle George Street …un hombre de tez morena y atuendo de forastero formaba parte de ese contingente de turistas…"

Fuente:http://www.losandes.com.ar/article/el-misterioso-viaje-de-san-martin-a-escocia-805482

Imagen Aerea de la Plaza Independencia (año 1979) Mendoza


En 1886 se prohibió en Buenos Aires, "el ejercicio de la adivinación": 3000 pesos de multa u ocho días de cárcel para los infractores.


Daniel Balmaceda

Cerros de Cacheuta. Mendoza (s/f)


Una Típica Calle de la Localidad de USUHAIA. (año 1948)


Venice Beach concurso de belleza de 1928.


Cosas Grandes del pasado. Un Huevo Enorme....


miércoles, 29 de abril de 2015

Ver Cine Argentino. La Noche de los Lápices.

Dos señoras que montan una Crank Drive de 1895 y una Nuevo Imperial Doble 500cc de 1935.


Challaolandia. Pista de Karting, Mendoza (década de 1970)


Efemérides. 29 de Abril Día del Animal. Carnero premiado junto a su cuidador, c.1890.


Plaza y Catedral del Departamento de Godoy Cruz. Mendoza


El Himalaya desde arriba



El vídeo es una creación de una compañía llamada Teton Gravity Research para mostrar precisamente las capacidades del GSS C520, un giroestabilizador de cámara que han montado en un helicóptero para grabar estas extraordinarias tomas aéreas.

El vídeo comienza sobre la ciudad de Katmandú, y termina haciendo unas panorámicas sobre las estribaciones de la cordillera del Himalaya, a casi 8.000 metros de altura y con el Everest de fondo. Si lo pones a Pantalla completa casi se puede respirar el aire de la montaña. Magnífico.

¿Qué gusto tiene la sal?

El primer trabajo de Carlitos Balá como protagonista estelar de televisión fue en Canal 9, en 1963. El programa se llamóBalamicina y su libretista fue Gerardo Sofovich. Según contó el cómico, a él le gustaba trabajar al aire libre. Por eso, pasaba a buscar a Sofovich en su autito, llevaban dos reposeras más sándwiches yse instalaban en los bosques de Palermo a escribir las historias. Pero tenían una incompatibilidad: A Carlitos le gustaba el día para trabajar y a Gerardo, la noche. Continuaron trabajando juntos, pero los picnic en Palermo se suspendieron a las dos semanas. De todas maneras, Balamicina fue un éxito.
Más adelante, Canal 13 lo contrató para que hiciera El soldado Balá y después la misma emisora creó un nuevo programa a su medida: Balabasadas, que se estrenó en 1968. Su partenaire fue Carlos D’Agostino y el libretista, Juan Carlos Calabró. Las emisiones eran los martes a las 8:30 y arrancaba con una muy buena idea. Como Carlitos hacía diferentes personajes (un bombero, un médico, un mucamo, un futbolista), al comienzo se mostraba aBalabacín, un muñeco con el característico flequillo de Carlitos, que iba siendo vestido con el uniforme del personaje. Esto era acompañado de una canción sencilla. Y ocurrió algo que no estaba en los planes de nadie: los más chicos, en las casas, le tomaron cariño al cómico, a partir del muñequito y la canción. D’Agostino y Calabró lo advirtieron: Balá tenía que dedicarse a los más chiquitos. Muchos sabemos lo bien que lo hizo.
Ya casado con su atractiva novia, Martha Venturiello, solían pasar la temporada de verano en Mar del Plata, por placer y por trabajo. Tenían un departamento de un ambiente en el centro de la ciudad balnearia, en Colón y Olavarría. Solían ir a Las Toscas, una zona con poca playa, pero muy tranquila.
Martha y Carlitos creen recordar que fue en 1969, cuando se perfilaba como el preferido de los niños. Estaban en Las Toscas y el cómico disfrutaba mirando el mar acomodado en una clásica silla playera. Notó que un chico se acercaba caminando arrodillado en la arena. Entonces dijo, como para ser escuchado: “¡Qué lindo que está el mar!”. El niño se hizo el desentendido. Balá arremetió: “¡El mar! ¿Qué gusto tendrá el mar?”. El pequeño tampoco mostró una reacción. Carlitos no se dio por vencido y dijo: “El mar tiene gusto a sal. Pero, ¿qué gusto tendrá la sal?”. Ahí el chico reaccionó. Lo miró y le respondió: “¡Pero, Carlitos, qué gusto va a tener la sal! ¡Salada!”. Sin esperar respuesta, salió corriendo.
A Balá le causó tanta gracia la ocurrencia del niño, que decidió incorporarla a la nómina de sus geniales frases célebres.
(Tomado del  libro Historias de letras, palabras y frases, Daniel Balmacedade Ed. Sudamericana)

Hermosa vista del Parque del Oeste, actual General San Martín. Mendoza, pricipios siglo XX


Motel es la unión de dos palabras: motorist y hotel.


Daniel Balmaceda

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