jueves, 4 de septiembre de 2014

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Teatro Colón sobre Viamonte (1938)




Trabajo peligroso: Pruebas de nuevos chalecos antibalas, 1923




Policia urbano, c.1900.

Foto: Policia urbano, c.1900.
Documento Fotográfico. Inventario 570.

Documento Fotográfico. Inventario 570.
Archivo General de la Nación

Los miembros femeninos de los Ángeles del Infierno en 1973.

mujer haciendo historia12

Pioneros de la Vitivinicultura. Establecimiento Vitivinicola de D. Domingo Tomba, Godoy Cruz - Mendoza (año 1910)

Dicho establecimiento, nace en el año 1884. Muchos de sus obreros eran Italianos y Españoles.
Vista General del Establecimiento.

En el patio principal de la bodega de Godoy Cruz, rodeado de flores se levantaba un pequeño monumento en bronce, al fundador e iniciador de la casa. Don Antonio Tomba que fallecía en el preciso momento que secundado por sus dos hermanos y especialmente por Don Domingo, veía culminar su obra.
Parte de la administración y frente de la Bodega

La bodega principal en Godoy Cruz tenía una extensión de 59.000 metros cuadrados, teniendo 41 salones de depósito y conservación, con 631 vasijas y piletas cuya capacidad general alcanzaba a 110.300 hectolitros.
El vino común Foca listo para la expedición

Existían 54 toneles de roble de 300 hectolitros cada uno. Para la fermentación disponía de 437 cubas, con capacidad para 43.300 hectolitros.
Un ramal férreo de 700 metros de largo, de propiedad de la bodega, atracando los vagones hasta las planchadas de carga de la sección expedición. Para el transporte de la uva contaba con 93 tanques de 10 hectolitros cada uno, colocados sobre chatas, más 182 carros, 1180 mulas, 90 caballos y 110 bueyes.
La tonelería mecánica podía alistar 1000 bordalesas diarias.
Tropas de carros al servicio de la bodega

También tenía secciones de carpintería, taller mecánico, fundición de bronce, laboratorio químico-enólogo.
Era un verdadero pueblo industrial con una administración modelo.
En el año 1909 el señor Tomba adquirió el establecimiento de Buena Nueva, era un establecimiento de los mas modernos de la provincia, con una capacidad para elaborar y conservar 70.000 hectolitros de vino. Era conocido con el nombre de El Sauce. Las dos marcas mas conocidas que tenían era FOCA y TOMBA.
Cargando el vino en el interior de la bodega 

El vino común marca Foca  pertenecía a la categoría denominado grueso. En menos cantidad se elaboraban otros vinos mas finos, blancos, moscatos, etc...Estos productos obtuvieron varios premios: 1892 gran medalla de plata en la exposición Colombiana de Génova; 1893 medalla de plata  en la memorable exposición de Chicago; 1898 medalla de oro en la Exposición Nacional de Buenos Aires; y muchos premios mas.
La firma Luis Colombo y Cia, era la representante de los vinos de la Bodega en toda Argentina,

4 de Septiembre Día del Inmigrante, en Argentina



Documento fotográfico. Inventario 166662.
Archivo General de la Nación

martes, 2 de septiembre de 2014

Puente sobre la Avenida Alvear. ( año 1935)

Foto: Puente sobre la Avenida Alvear, Buenos Aires 1935
Documento Fotográfico. Inventario 10154

Buenos Aires

Documento Fotográfico. Inventario 10154
Archivo General de la Nación

Sociales. En la Casa del jefe Político de San Martín Eugenio Llossa (año 1924)


Celebrando el Bautizmo de su Hijo Eugenio.
Padrino Regino Nuñez y Juana Maestri
De izquierda a derecha sentados: Sra. de Fernandez, señoritas Maestri y Alvarez, señora LLossa, señor Ramón Barrera, Olmedo y Domingo Tornetti.
De Pie: señores Regino Nuñez, Zoilo Leiva, Eugenio Llossa, José T. Martinez, Carlos Roberto Aracena,
 L. Joaquín de la Fuente, N. Romero, Carlos Avila, señor Miranda y Edmundo Paolantonio Estrella.

Enfermeras americanas en Normandía, Francia en 1944.

mujer haciendo historia13

Guerras, pintores y mujeres con hambre

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial no sólo había millones de muertos: también había millones de flacos. La economía del planeta se había visto seriamente afectada por el conflicto y en Europa, que había visto correr la sangre por las calles, comer era un privilegio.

Diez años después de terminada la guerra, se declaró otra guerraa los azúcares, las grasas y las proteínas. (Foto MDZ / Archivo)

Nunca pudiste entender qué era lo que tenía de hermosa la famosa Venus de Milo. Más de una vez te has muerto de envidia mirando a las gorditas sexys que posaban con gran revuelo de pestañas y sonrisas para Leonardo, Tiziano y Miguel Angel, agitándole las plumas del sombrero y el pulso a los caballeros y curas de antaño.

Mucho menos te convence el argumento de los “lomazos insuperables” que las glamorosas estrellas de cine de mediados del XX, como Sofía Loren, Marilyn Monroe y Liz Taylor, entre muchas otras, mostraban sin pudor con gran derroche de carne y rouge.


Sí, eran hermosas, pero tenían más rollitos, arañitas y celulitis que las chicas que aparecen hoy en los avisos de televisión vendiendo cosas de todo tipo, precio y calidad –desde aparatos rarísimos para “mantenerse en forma” hasta mágicos aros adelgazantes, pasando por pastillas de todos los colores hasta zapatillas de dieta- para convencerte, previo zoom a una foto mentirosa de “antes” y “después” de que estar flaca es lo mejor que te puede pasar en la vida.

Haciendo un sacrificado zapping entre Cosmo, Fashion TV y el Gourmet, mirando desfiles, ropa que nunca te podrás poner y recetas deliciosas, entre la desolación, la bronca y la esperanza, con una triste alita de pollo en una mano y una botella de agua mineral en la otra, te has preguntado muchas veces cuándo empezó la locura de las mujeres por la gimnasia modeladora, la pasión dramática por las dietas y la devoción por el quirófano.

Porque una cosa era el corset en el cual se metían voluntariamente las chicas del 1800 (un pequeño sacrificio lo hace cualquiera) para simular una cintura que no existía y otra muy distinta es dejar de comer. Porque ninguna de las grandes bellezas que ha pasado a la historia dejó de alimentarse. 

Este cambio tiene su origen no tanto en un capricho estético sino en las guerras, porque las guerras siempre tienen que ver con el hambre.

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial no sólo había millones de muertos: también había millones de flacos. La economía del planeta se había visto seriamente afectada por el conflicto y en Europa, que había visto correr la sangre por las calles, comer era un privilegio. 

Decenas de libros, de películas y de crónicas mostraron cómo una hogaza de pan duro, una barra de chocolate y un par de medias de seda bien valían para una mujer, una noche de favores sexuales fugaces con un soldado yanqui masticachicle.

Cuando los aliados volvieron a sus lejanas casas y las granjas y plantaciones volvieron a ver crecer el trigo y a criar animales, la gente empezó a recuperar peso. Pero parece que hubo excesos alimentarios y aberraciones nutricionales y en 1955 la castigada Europa estaba más bien gordita.

Todo se olvida menos el orgullo nacional y la elegantísima Francia no iba a dejar que sus mannequins de exportación pasearan sus pancitas y carnes sueltas por las pasarelas internacionales de la moda. Y puso a dieta a todo el mundo. 

Diez años después de terminada la guerra, las entonces nuevas revistas Marie-Claire y Elle declararon otra guerra, terrible e incruenta, a los azúcares, las grasas y las proteínas; a los rollitos, la celulitis y las estrías.

La delgadez pasó a ser sinónimo de belleza y salud y la gordura de fealdad y enfermedad. Con el tiempo, estas batallas contra los alimentos, primero, y el natural paso del tiempo después, se convirtieron en uno de los grandes males para las mujeres de fines del siglo XX: los devastadores trastornos alimentario de la bulimia y la anorexia y las deformantes y no pocas veces mortales cirugías estéticas. 

Hay signos de que este mal también pasará a partir de que las mujeres, lentamente, están comprendiendo que la belleza es una idea personal que no tiene tanto que ver con la mirada del otro sino con la propia; y de que aceptar el cuerpo único y singular que tenemos y saber usarlo es mucho más seductor que la estandarización estereotipada e irreal que propone el mercado de la belleza y propalan sin  criterio los medios. 

Además, Miguel Angel, Klimt o Lucien Freud jamás hubieran tenido a las delgadísimas Valeria Mazza, Kate Moss, Isabelle Caro o Victoria Beckham, entre muchas muchas otras, como modelos. 

Patricia Rodón


Fuente: http://www.mdzol.com/nota/287205

Frente del Hospital Provincial de Mendoza (año 1920)


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