lunes, 23 de marzo de 2015

Comision de damas de la Sociedad de Beneficencia, visitando a los presos en la Penitenciaria de Mendoza (año 1900)


En la cárcel de Mendoza los presos en ella reclusos estuvieron de fiesta.
Las damas que componen la sociedad de Beneficencia mendocina no han echado en olvido que los encarcelados son seres también dignos de compasión, y que buena parte de los filósofos modernos que se ocupan de derecho penal
Se han preguntado algunas veces si el hombre tiene derecho de privar de su libertad al hombre y si inspirados en un criterio de justicia, tal vez erróneo, debemos suponernos con facultades para castigar á nuestros semejantes en
 una forma que más tiene de venganza que de otra cosa.
Este año, siguiendo la costumbre establecida hace tiempo, en la misma fecha, las referidas damas de la Sociedad de Beneficencia, sin meterse en tales honduras filosóficas, y dejándose guiar únicamente por los sentimientos de su corazón, que guía y encauza el Evangelio, asistieron á la cárcel de Mendoza, repartiendo algunos socorros de los fondos con que cuenta la asociación, aumentados con diversas donaciones. Durante ocho días los detenidos escucharon las pláticas de un sacerdote y terminada la misión se confesaron los que de ello manifestaron deseos.
El mismo día en que fueron á arrodillarse ante el tribunal de la penitencia, se les sirvió un gran almuerzo costeado por la aludida comisión de damas.
De esta manera, los presos, con el alma limpia de pecados y en espera de un mundo mejor, ven recompensada de una manera positiva su fe, pudiendo decir como el clásico, después de satisfecho su apetito ó su glotonería:—¡ Qué bueno es Dios!

Fuente; Revista Caras y Caretas



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