jueves, 26 de junio de 2014

¿Cómo pedían antes los hombres la mano de su amada?

Sigue la historia con el detalle de cómo eran antes las relaciones en la Argentina. Desde el noviazgo hasta el anillo de compromiso, pasando por el pedido de mano. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? Así se hacía antes.

Primero que nada, el pedido de matrimonio tenía lugar cuando el caballero decidía llegar al desenlace favorable del noviazgo.
El novio enviaba entonces a un "embajador" para que pidiera oficialmente a la novia. Este embajador podía ser cualquiera de sus padres, un pariente o un amigo.
Ahora bien, si el noviazgo se había concertado pidiendo a la joven en matrimonio al solicitar visita (como vimos antes) y al haberse llenado ya esa formalidad, solo quedaba fijar la fecha.
Esta cuestión solía resolverla el novio con los padres de la novia, sin que fuese necesaria la intervención del embajador designado previamente, quien por galantería y buena educación, era la primera persona en enterarse de la noticia.

¿A quién y cómo se pedía la mano de la novia?
Las buenas costumbres pregonaban que el pedido fuese siempre verbalmente, salvo casos muy especiales. Este pedido se dirigía a la persona de quien dependiera la señorita: su padre, madre, tutor, hermano o hermana mayor.

Una consideración importante: el pedido debía hacerse siempre, aunque la mujer en cuestión fuese mayor de edad y gozara de cierta emancipación.
¿Cuál era la vestimenta apropiada para hacer el pedido de mano?

Antes, dejemos en claro que para la época, cada acto formal, exigía su indumentaria o tocado especial. Una ceremonia o un acto sin el tocado correspondiente, perdía su verdadero carácter solemne.

En esta ocasión, quien solicitaba la mano de la señorita, realizaba uno de los actos de mayor trascendencia social, entonces debía vestir de rigurosa etiqueta. Para el día, los hombres usaban la levita (en términos de hoy usaban “chaqué”, del francés “jaquette”) y para la noche el frac.
Habiendo dado este paso, nos acercamos entonces al casamiento de los jóvenes. Pero antes de contarles cómo y a quién debían enviarse las invitaciones, voy a compartir con ustedes cómo estaban organizadas las despedidas de solteros de ambos. ¡Hasta la próxima! 

 

Alejandra Cicchitti, propietaria de “Alejandra Cicchitti Antigüedades”www.alejandracicchitti.com.ar

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